viernes, 13 de noviembre de 2009

Ante el dolor de los demas....

La violencia es una constante que vive Colombia desde sus inicios, incluso desde la misma época de la conquista, venía de vivir una historia violenta de parte de sus aborígenes.

Al pensar en las imágenes de la violencia que ofrecen los medios de mi país a los espectadores, me vi obligada a remontarme a los inicios de nuestra cultura para poder ver con un poco más de claridad el por qué existe tanta familiaridad con los hechos de violencia que se registran de manera permanente, al igual que por qué la población se siente acostumbrada a las noticias e imágenes referentes al conflicto armado que vive el país, ofrecidas de parte de los medios de comunicación.

Si me remonto a mis clases de historia, a lo que narraban los libros y memorias de los conquistadores de los aborígenes latinoamericanos, a pesar de que era una población amable, así mismo tenían cierta crueldad a la hora de enfrentarse con sus adversarios.

Lo mismo ocurría a través de los libertadores que sostenían las batallas en contra del reino español, la sevicia y el odio que reflejaban en los combates al acabar con quienes en ese momento gobernaban el territorio latinoamericano desde la conquista, y adelantándome al siglo 20, veo que sucede lo mismo con el conflicto que azota el país desde hace 60 años.

Las imágenes del Bogotazo del 9 de abril de 1948, donde después de haber sido asesinado el caudillo más importante de la época y el cual se pensaba que sacaría de la crisis económica al país, su verdugo fue asesinado por las mismas muchedumbres, dejándolo completamente desfigurado después de lincharlo.


Foto Jorge Eliecer Gaitan Foto Juan Roa Sierra


Ambas imágenes, tanto la del verdugo como de la víctima, después de muertos, son imágenes recurrentes en los libros de historia a través de los años. Lo mismo sucedió con el conflicto que precede a este hecho: ha insensibilizado a la sociedad de tal manera que hechos tan graves como el asesinato, las masacres o un simple accidente automovilístico no mueven las fibras humanas de la sociedad.



Algo paradojico y curioso que sucedio en este tragico evento que partio la historia del país en dos, fue que en esta ocasion en particular así como Orson Wells experimento con la sociedad de norteamericana haciendo creer que los aliens invadian la tierra, varios periodistas que se oponian al gobierno de la epoca aprovecharon el caos y la confusion del momento tomandose las instalacioens de la radiodifusora nacionalen donde inventaban hechos que causaron mayor revuelo y conmosión al punto de dejar en completa destruccion de Bogotá ya que rumores como que el presidente de la republica habia sido empalado en la Plaza de Bolivar de la ciudad o que los miembros de su gabinete estaban siendo decapitados por los manifestantes creo un desorden total que llevo al caos (estas emisiones duraron entre 1 o 2 dias en donde la gente atemorizada tomaba sus escopetas y le disparaban a todo lo qeu se moviese)

En el caso colombiano. Las imágenes de violencia han traído una especie de anestesia que automatiza al televidente, haciéndolo más sediento de sangre. Por esta razón, en el país tienen tanto éxito las películas de acción o violencia, porque es un imaginario colectivo permanente en las audiencias.

Esto lo han sabido aprovechar de gran manera los medios de comunicación, ya que se encargan día a día de alimentar más ese morbo de la muerte y la violencia, al punto que no les afecta mostrar a un grupo guerrillero como son las Farc, después de haber realizado una masacre jugando fútbol con la cabeza de una de sus víctimas, delante de su familia sin importarles ni el dolor que viven los protagonistas del hecho ni el impacto que crean en la audiencia. Lo único que les interesa es alimentar esa sed de sangre permanente en la sociedad.


Son muchos los casos que reflejan la insensibilidad de los medios en transmitir imágenes de violencia a la audiencia colombiana, pero enmarcaré algunos más, como antes y después en los últimos 60 años.

Atentado al Palacio de Justicia en 1985: la toma realizada por la guerrilla del M-19 al Palacio de Justicia, máximo estamento de la rama judicial del país. Esta toma que inició como algo pacífico, terminó convertida en una de las masacres más grandes de los últimos 40 años, ya que la fuerza pública al momento de hacer presencia en el lugar, cometió delitos de lesa humanidad que aún están siendo evaluados por la justicia nacional e internacional.

En este caso los medios transmitieron el minuto a minuto de la tragedia en radio, prensa y televisión, incluso llegando a entrevistar telefónicamente a las víctimas sin hacer absolutamente nada por ellas. El resultado de todo esto es que actualmente hay un listado de desaparecidos que al parecer fueron torturados y asesinados por la fuerza pública.

Anotación personal: en esta época yo tenía 4 años de edad y recuerdo perfectamente la imagen del Palacio de Justicia en llamas en el televisor de mi casa y cómo un tanque de guerra entra a la fuerza al edificio. Esta imagen fue transmitida en vivo en el momento de los hechos hacia las 8 de la noche y se veía en todos los canales de televisión. Lo más grave del asunto es que sin pensar en la audiencia, transmitieron las imágenes sin tener cuidado si había menores de edad en ese momento.



Asesinato de Luis Carlos Galán, otro caudillo del partido liberal colombiano, el cual fue asesinado el 18 de agosto de 1989. Su magnicidio fue transmitido en vivo y en directo prácticamente, ya que después de una hora de haber muerto, todos los noticieros de televisión del país tenían la imagen del instante de su muerte, la cual sucedió en el momento en que daba un discurso político en una de las poblaciones del país. Este hecho atemorizó a la población ya que se temía que sucediera lo mismo que con Jorge Eliécer Gaitán en 1948.



Atentados terroristas de Pablo Escobar: estos atentados fueron el pan diario de cada día de los colombianos durante casi 10 años, en donde los noticieros todos los días reportaban una nueva bomba creando terror en la población, ya que con las imágenes de destrucción y muerte que transmitían los noticieros, crearon cierta insensibilidad en la audiencia al punto que los periodistas realizaban preguntas a las víctimas como ¿Qué sintió cuando explotó la bomba? ¿le duele que su madre esté muerta? ¿Está llorando porque se quedó huérfana? Preguntas de este calibre no sólo demostraban la frialdad con la que se manejaba la información, sino también el morbo que sentía la sociedad del momento de no interesarse por el dolor ajeno.



Atentado terrorista al Club El Nogal en 2003: este hecho sucedió hacia las 6 de la tarde del viernes 7 de febrero. Los medios de comunicación se trasladaron inmediatamente al lugar mostrando cómo las llamas consumían el lugar, exactamente lo mismo que con el Palacio de Justicia, transmitieron toda la noche y la madrugada mostrando la destrucción absoluta del lugar y la cuota de muerte que causó el atentado sin interesarles de ninguna manera las víctimas, los medios en vez de informar lo que hicieron fue aprovechar el hecho para ver cuál de los canales de televisión tenía más cantidad de información de personas muertas o de víctimas más, no sirvieron de canal de información para los familiares de las personas que se encontraban ese día en el lugar.



Una constante que se puede observar en la realidad colombiana, es esa necesidad de darle al pueblo trofeos en los cuales demostrar la soberanía del gobierno de turno sobre el territorio nacional.

Pero el asunto se complica cuando los medios de comunicación en vez de dar algo significativo, le dan al pueblo material que yo denomino un trofeo humano, los cadáveres de aquellos que produjeron dolor al país en cierto momento, como por ejemplo el caso de Juan Roa Sierra, el asesino de Jorge Eliécer Gaitán, quien después de haber sido linchado y arrastrado por las calles de la ciudad, los medios de comunicación no temieron en publicar la imagen del hombre muerto y desfigurado, como diciéndole al lector que el asesino se ganó su merecido.

Caso similar ocurrió con Pablo Escobar, quien después de haber sido asesinado por la Fuerza Pública, fue exhibido por los medios de comunicación a la sociedad.

Un caso más reciente es el del abatimiento de Raúl Reyes, cabecilla de la guerrilla de las Farc, quien después de haber muerto en un bombardeo y haber sido destrozado por las explosiones, los medios no temieron en pasar las imágenes por más de una semana de la destrucción del campamento que el Ejército había volado, sino también el de las partes del cuerpo de este hombre desmembradas.

Lo más curioso del asunto es que a aquellos que los medios denominan “malos”, las imágenes de sus cadáveres las presentan en total degradación, mientras que a los cuerpos sin vida de quienes los medios decidieron que pertenecían al bando de los “buenos”, sí le dan un despliegue de homenaje decente. Mi pregunta es: ¿acaso las personas, sean buenas o malas, dejamos de ser personas? Pienso que los medios deben darle más respeto a este tipo de información y evitar hacerlo, ya que con este tipo de noticias y este manejo informativo, lo que hace es polarizar mucho más la población.


Enumerando estos pocos casos que han azotado mi país pero que han enmarcado una época en la historia colombiana, pienso que lo más importante a la hora de informar estos hechos es entender que se trata de vidas humanas de padres, hijos, nietos, abuelos, entender que hay sensibilidades que cuidar y sobre todo ponerse en los zapatos de la otra persona. Los periodistas deben ponerse en ese lugar y a partir de eso, informar de manera prudente sin crear pánico en la audiencia y logrando concientizar a la sociedad de que se solidaricen con las víctimas.

Pienso que antes de cumplir una obligación con el editorial de un medio, como periodistas debemos recordar que somos seres humanos al igual que las personas victimas de los hechos terroristas y que en cualquier momento puede llegar a sucedernos algo similar y debemos pensar en cómo nos gustaría que los medios manejaran la información con nuestra familia y en este caso específico, pienso que los periodistas a través de los medios debemos ser creadores de conciencia y acabar con la insensibilidad de la audiencia, diciendo "ok, pasó tal hecho de violencia, quedaron tantas víctimas", pero dando una posible solución u orden al hecho, construyendo esa conciencia es decir dejar de limitarnos solamente a informar si no a educar a la sociedad a lograr la paz que tanto deseamos.

jueves, 29 de octubre de 2009

HIPERTEXTO

La noticia que analizé para el trabajo es perteneciente al diario EL TIEMPO de Colombia y trata acerca de los barrios de la ciudad de Bogotá que tienen nombres de capitales y paises del mundo

el link es el siguiente:

http://e.eltiempo.com/media/produccion/Barrios-mundo-bogota/index.html

frente al hipertexto, el documento maneja elementos como, imagenes, audios, infografias y documentos testimoniales se puede rescatar que si esta investigacion se hubiera hecho en un documento impreso, no podria jugar con los testimonios de las fuentes de una manera dinamica ni hubiera podido incluir la cantidad de imagenes con las que se logro un dinamismo en la narración del documento, asi mismo logra por medio de la infografia ubicar de una manera clara a la audiencia haciendo que esta se inmerse en la narración.

asi mismopromedio del sonoviso permite una cercania clara medio audiencia de una manera horizontal